Publico esta entrada intentando
hilar el punto en el que vamos en la materia de Dirección Pública (competencias
del personal directivo relacionadas con el liderazgo) con el momento actual de
crisis pública inusitada por la incidencia del COVID-19.
De entrada cabe recordar, como
venimos haciendo durante todo el curso, que el personal directivo público tiene
una vis de “directiv@-gestor” pero necesariamente tiene o debería, tener muy
desarrollada su “vis de directiv@-líder”. Ojo que no hablamos de polític@s sino
de personal directivo público.
La teoría del liderazgo tiene
numerosos enfoques: por rasgos o carisma, por estilos, por el contexto o
incluso nuevos ángulos que se diseñan sobre la importancia de las emociones y
la comunicación.
De esta manera, y si bien no se
puede hablar de un directivo-líder válido en todo contexto y situación, si que
la investigación al respecto nos ha dejado algunas consideraciones que han de
tenerse en cuenta si se quiere fomentar una dirección pública con liderazgo.
En primer lugar, en contra de lo
que suele predominar en la ciudadanía, lo más importante de un directivo no son
sus capacidades cognitivas, esto es, frente a la sobrevaloración de lo que domina
en un ámbito técnico un directivo-líder, lo importante –y cada vez más
destacado según los estudios–, son esas otras competencias o capacidades
relacionadas con el liderazgo o la comunicación por ejemplo, en detrimento de las
competencias cognitivas (dominio de la materia, la técnica o la legislación,
entre otras).
¿Cuales son por tanto estas
competencias relacionadas con el liderazgo que se le exige cada vez más al
personal directivo? Pues entre ellas, sin ánimo de exhaustividad, estarían:
- - Compromiso y fuertes convicciones con la visión proyectada
- - Persuasión y capacidad de negociación, mediación (gestión del conflicto)
- - Visión (capacidad para proyectar hacia donde se dirige la organización o el departamento)
- - Capacidad para motivar e inspirar a otros
- - Mantenimiento de un buen clima laboral
- - Capacidad de adaptación al cambio
- - Saber rodearse de los mejores aun cuando sean mejor que uno mismo
- - Comunicación efectiva y asertividad (sensibilidad con el ambiente)
- - Soportar umbrales altos y continuos de stress
- - Madurez emocional
- - Autoconfianza pero capacidad para escuchar y para ser contradicho
Estas competencias serían necesariamente
compatibles, con aquellas otras relacionadas con las capacidades cognitivas así
como habilidades o destrezas. Por citar algunas: conocimiento del sector y las
normas e instituciones principales, planificación, organización, orden,
coherencia, estabilidad o capacidad para priorizar y asignar correctamente los
recursos.
En definitiva no necesitamos un
supertécnico sin capacidades de liderazgo, pero tampoco un mesías con nulas
competencias de dominio sobre el medio en el que ha de dirigir. En los últimos
tiempos, la crisis está trayendo a colación que la combinación en los equipos
de los ámbitos técnicos y del liderazgo y la comunicación ha de ser la
combinación idónea, y ello a pesar de que los malos resultados estarán
igualmente al acecho al ser tantas las incertidumbres a las que nos
enfrentamos.
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