viernes, 15 de noviembre de 2019

La negociación inesperada: un análisis técnico de la negociación del 10N


LA NEGOCIACIÓN INESPERADA: UN ANÁLISIS TÉCNICO TRAS EL 10N



En este artículo vamos a intentar desvelar algunas de las claves que ha habido en la negociación entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Trascendiendo de lo obvio y visible, intentaremos aportar algo de luz desde la técnica de la negociación.

En primer lugar, cabe recordar, que veníamos de un escenario que en teoría de la negociación se marca como el peor de los escenarios posibles para negociar, esto es, una negociación -quizás incluso simulada- en la que los canales de comunicación entre las partes enfrentadas estaban completamente obstruidos, en la que la confianza mutua prácticamente está desaparecida, y en la que además se televisa y publica toda la negociación, aspecto que habitualmente se señala como definitivo para socavar toda posibilidad de que esta llegue a buen término. En definitiva, la parte más esencial de una negociación como es la de que los interlocutores estén dispuestos a ceder, no parecía que se fuera a dar en ningún momento.

Se sumaba a lo anterior que tanto los actores principales como los terceros actores que podrían desengrasar la negociación, tenían una falta de sintonía personal y que habían iniciado un intercambio de ofertas marcado por el tono duro, faltón, y lo que es aun peor en negociación, con la utilización de la amenaza como recurso principal. En “Teoría de la negociación” una de las pocas evidencias que prácticamente nadie refuta es que la amenaza como herramienta de negociación suele llevar a lo que se ha estudiado como “el escalamiento del conflicto” y los resultados de una negociación basada en la amenaza y en la coacción suelen ser mucho  peores que los obtenidos en una negociación basada en el paradigma “ganar-ganar”, paradigma con evidencias científicas contrastadas y basado en la idea de que todas las partes ganen en cierta medida “algo”. En esencia por tanto es afirmar que una negociación “cooperativa” se define como el mejor de los escenarios para negociar. Y hasta aquí el análisis más descriptivo, pasando ahora a un ejercicio de prospección…coloquialmente “pero que ha pachao!!”

¿Qué ha cambiado en este entorno tan negativo -prácticamente de manual de lo que no se debe hacer en negociación- para qué las partes hayan llegado a un acuerdo? Aquí comienzan las conjeturas aunque fundamentadas en la Teoría de la negociación:
1. El entorno político se ha vuelto bastante más hostil. Con un auge de la extrema derecha que hace peligrar cualquier tipo de gobierno futuro, arrastrando incluso una cierta tendencia ganadora y polarizadora de los extremos políticos en la derecha. Cierto es que en términos de análisis electoral los equilibrios en el eje izquierda-derecha apenas han cambiado en términos globales y tampoco sociológicamente (los españoles siguen situándose en un 4,5 en el eje izquierda-derecha). Pero el nuevo actor, en su caballo blanco, parece haber contribuido a precipitar acontecimientos.
2. Los dos partidos de izquierda han sufrido un desgaste electoral, tibio en el caso del psoe, y más importante en el caso de unidas podemos.
3. La abstención en la izquierda asoma la patita, lenta pero segura, y no digamos si hubiese una tercera convocatoria electoral…
4. El factor tiempo. Elemento clave en cualquier negociación, y esta vez asociado al factor sorpresa. Consecuencia: dejar prácticamente a contrapié a casi todos los actores interesados en que la negociación no fructificara.
5. Un posible reequilibrio de las sintonías personales. Quizás no entre los dos interlocutores principales pero sí entre los terceros actores encargados de desenrocar la situación. Ha trascendido que ha habido un cierto cambio de cromos en la segunda fila de negociación. “A mayor emoción menos inteligencia en la negociación”; “Separemos a las personas de los problemas” y otras frases de un estilo exitoso de negociación abogan por no mezclar desavenencias personales en una negociación.
6. Diferenciar los intereses de las posiciones. Separando las posiciones partidistas (poder) de los intereses de fondo (que gobierne la izquierda). Igual es un poco “naif”, pero es posible que esta máxima de la teoría de la negociación haya estado presente. Vamos a pensar en que aún no han muerto las ideologías y que una cierta conexión con la ideología les queda a ambos actores, al igual que la derecha mantiene incólume su conexión con el liberalismo, el mercado o la propiedad e iniciativa privada.

Por último, cabe señalar tan solo, que toda negociación se ha de cerrar con un acuerdo y que esta fase no se debe despreciar pues un acuerdo significa formalizar e interpretar bien los términos de esa negociación exitosa para evitar futuros problemas, en este caso de gobernabilidad. Es fundamental, tanto en sus cláusulas más públicas como en sus acuerdos “intraorganizativos” o “de gestión”.

La realidad no podrá afear este artículo pase lo que pase en el futuro, pues lo que aquí se ha expuesto es análisis técnico y lo que vaya ser de aquí en adelante es análisis político y el legítimo espíritu crítico de la ciudadanía.

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